lunes, 14 de diciembre de 2009

mi compañero de juegos, mi compañero de la vida !


Sí, otra semana más. Cada vez falta menos para esas jodidas fechas, esas en las que la familia se reúne, esas en las que ese regala, en las que hay verdadero amor.
Pero a mi lo único que me dice esa mierda de fecha es... "No está, él no está, se fue hace casi un año, un maldito año, aquel 26 de enero, que me desperté sonriente y acabé llorando como nadie".
Porque si, ese lunes yo llegué a clase contenta, bueno, lo que se puede estar cuando te levantas a las 8 de la mañana y la priemra clase es con tu profesor favorito, aquel que te dice "baja a portería, recoge tus cosas que te están esperando"... serio, tan serio que yo pensaba que había hecho algo malo, tan serio que me dolió... pero igualmente yo bajé riéndome, dándole los buenos días a la profesora de matemáticas...
Maldita sea la hora en que me desperté esa mañana.
Estaban a punto de darme la noticia que peor podrían darme en una edad como esta, en la que una es rebelde y hace las cosas porque si, y sus cambios de humor son muchísimo más fuertes de lo que lo eran normalmente.
Dos horas de viaje, que se me hicieron enternas... y al llegar allí, a su encuentro... ni si quiera me atreví a acercarme al frío cristal, ni a darle un abrazo a mi abuela, ni a nadie... huí, mi única reacción fui huir y ya está. Eché a correr por todo el pasillo y, allí, entre dos coches y el frío viento, aguardé hasta que llegó uno de mis puntos de apoyo.
Al principio había veces que yo misma pensaba: hoy tengo que llamarlos, a ver cómo están, que hace tiempo que no los veo... y luego caía en la cuenta de que no estaba, él no estaba, y nunca volvería.
Otras me encogía tanto como podía, y empezaba a llorar, en silencio, para que nadie se enterase y así parecer más fuerte. Pero no, para nada era fuerte, ni lo soy ahora, escribiendo esto con la vista borrosa por las lágrimas.
Ahora, a las 2 de la madrugada, siento que me rompo. No quiero que llegue esa noche del 31 de diciembre, con todos delante, con enfados o sin ellos, él no va a estar, así que... de qué me sirve ?
Abuelo, te fuiste y aunque grité no has vuelto.
Yo que quería tantas cosas, yo que soñe tantos sueños, yo que te inventé en cada recuerdo, yo que te lloraba cada vez que me reñías por cualquier tontería, yo que te he querido, te quiero y te querré como a nadie en este mundo, que has sido como un padre, que has sido mi compañero de juegos, el que me hacía consquillas en la rodilla a sabiendas de que lo odiaba... lo odiaba, y ahora lo amo, amo ese gesto que solo tú sabías hacer realmente, diciendo alguna tontería respecto a eso, con una sonrisa de oreja a oreja, con tu vieja boina, ya roída por el tiempo...
si, el tiempo es el que de verdad tiene la culpa, el tiempo fue quien te borró del mapa, quien de la noche a la mañana hizo que tu cuerpo estuviera frío, sin vida, sin sentimientos...
Y ojalá que exista un dios ahí arriba, de veras quiero creerlo, a pesar de casi no poder por quitarte de mi vida, porque pienso pegarle un buen puñetazo en cuanto pueda verlo y decirle cuatro cosas bien dichas, y después ir corriendo a buscarte y darte miles de abrazos, esos que hace tantísimos años que no te doy.
A veces me arrepiento de no ser cariñosa, de no decir "te quiero", porque poco a poco la vida me va quitando a lo que más quiero, y se van sin saber que los necesito.
No sabes de verdad lo doloroso que fue ver a esos hombres fuertes, casi mis hermanos, llorando a lágrima viva, sugetándose en las paredes, cada uno en una parte, porque así nos habíamos querido colocar, sin comentarlo, cada nieto se apartó del grupo y cada uno obtuvo su lugar. Hombres de más de 20 años, hombrecillo de tan solo 12, y mi hermana y yo... mi hermana, la que has criado, a la que le has regalado tantos años de vida... siento envidia de ella, de que te ha tenido cerca tantos años más que yo... No pude más y casi caigo al suelo, desesperada, casi desmayada de los nervios, de las pocas fuerzas que tenía, de verlas a ellas llorar, aguantanzo a pulso el peso de la abuela, porque ella tampoco podía aguantarlo.
Cada mensaje de apoyo, cada llamada, cada sonrisa confidente y cada abrazo y un "lo siento"... me iban matando poco a poco.
La última vez, y de las primeras que siendo tan mayor como soy ahora, o como lo puedo ser con casi 17 años, que abracé a mi madre, desconsolada, cuando la vi entrar a casa con los ojos rojos, llorando... no pude soltarla...
casi que prefiero irme yo antes que todos aquellos que me quedan... si paso algo más así, quizás por estas fechas, quizás dentro de un año... me costará demasiado salir.
Te lo dedico, abuelo !

1 comentario:

  1. Qué bonito.
    Estoy segura de que tu abuelo estaría orgulloso de ti.
    Y entiendo perfectamente esa sensación de ver a los demás llorar y sentir que te derrumbas, que no puedes más...
    Hay que ser fuerte. Desde el cielo, él te mirará con cariño ;)

    ¡Un besazo!
    Y ánimos :)

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