HELLIN: El rojo y el negro. Pasión en la pasión. 26 de Mar, a les 14:32

¿Qué puedo decir después de todos los años sintiéndome una más?
Año tras año, desde que tenía pocos meses, durmiendo en el carro, acunada por el maravilloso sonido de muchísimos tambobres... Cuando se acercan esos días, y aparece por el coche un CD en el que pone "Semana Santa", canciones recopiladas de años, alguna saeta y más de una lágrima... cuando acaba ese domingo, ya tengo ganas de coger de nuevo el tambor, y estoy deseando que sea Miércoles del año siguiente y me puedan llevar a ese maravilloso lugar que tanto me ha dado.

Como bien es sabido, la Semana Santa hellinera es una pasión. Pasión que la viven hellineros y no hellineros, pasión que es compartida por muchísimos lugares, pasión que es recopilada año tras año y que te hace vivir momentos inolvidables.
Pronto llegará la hora de arreglar esos tambores que llevan sin ser usados casi un año, pronto habrá que quitarles el polvo a las túnicas que se encerraron en un armario, pronto juntaremos las noches con los días, pronto dejaremos a un lado las imperfecciones y rencores y viviremos juntos otro año más eso que tanto nos une.
Porque eso es la Semana santa de Hellin: una vida, un sentimiento, una PASIÓN.
Otro año más a comprar gafas de sol, para que cuando amanezca y necesitemos seguir tocando el tambor, no te afecte demasiado esa luz. Otro año más las empanadillas y los empalmes. Otro año más a acompañar a mi Ecce Homo calvario arriba. Otro maravilloso año más compartiendo y viviendo, soñando y disfrutando. Otro año más sin dormir (tampoco lo necesitas, verdaderamente). Otro año más siendo una entre todos. Otro año más de sonrisas. Otro año más protegiendo el trono por si acaso llueve. Otro año más compartiendo lugar, compartiendo un abrigo, compartiendo bota y, sobre todo, compartiendo sentimientos.
Me vienen muchísimos recuerdos a la mente. Recuerdo cómo seguíamos tocando el tambor a pesar de la lluvia, cómo después de acabar la procesión un jueves santo, corríamos a por las túnicas y a cenar a la peña, cómo veias amanecer por entre las casas del rabal y había que ir, otra vez corriendo, a por la túnica de la cofradía, a pesar de trasnochar toda la noche, cómo recuerdo esos almuerzos y esas visitas la sede, un domingo de ramos, llenándonos de caramelos y recogiendo la palma... esa que si al de alante se le torcía, ya teníamso la procesión arreglada, esa que a veces pesaba demasiado y alguien acababa llevándotela.
Lo que siempre recordaré serán las saetas un viernes, cada uno en su balcón, o sentados en las aceras... tanto silencio hace que sientas lo que de verdad hay que sentir.
Poco puede perturbar esa noche, con los redobles, las vírgenes y los nazaremos vestidos de luto. También recordaré esos lloros por estar esperando a que la lluvia cesara y poder lucir a mi cristo, o esa desesperación ayudando a los más pequeños a cobijarse del granizo y y buscando plásticos y paraguas para que el santo pudiera lucirse otro año más. Ese encuentro, cuando la virgen se arrodilla ante el resucitado, y ese olor a vino (entre otras cosas) que se nota por las calles. O esa OJE, sonando como la mejor y ese "Guapa, guapa y guapa" cantado por todos y cada uno de los que han vivido una Semana Santa hellinera.
Ya no me quedan palabras, creo haberlo dicho todo. No nací allí, pero llevo a Hellin en la sangre, corriendo por las venas, y nada ni nadie podrá hacerme cambiar de opinión.
El sentimiento los compartimos todos.
No queda ni tres meses para vovler a vivir todo eso y mucho más. Otro año, pero este más especial. La exaltación nos espera, y habrá que hacerla única, como todo en Hellin.

Hace poco mas de un mes consegui escribir toda esa parrafada, todos los sentimientos que consegui alcanzar, SIN DUDA, en otra semana santa mas de mi preciosa ciudad del tambor.