¿Arrepentimiento? ¿Culpabilidad?

Me siento agobiada, ahogada, sin ganas de estar en este lugar, deseando volver aquel cielo lleno de nubes, oscuro, pero con mucha gente y ruido, y casi sin poder hacer lo que deseo, pero tan adorable...
Ni te lo imaginabas, ¿verdad? Lo cierto es que yo tampoco... esa noche podría haber durado unas horas más, para poder disfrutar... incluso aunque siguiera habiendo gentee, y luz... rojo, solo recuerdo eso, y tus labios, y el calor sofocante que hacía en ese minúsculo espacio.
Ni te imaginas cuántas veces repetiría eso, volvería a caer en la trampa y te daría miles de explicaciones, aunque tú no pienses darlas nunca... ¿por qué lo hiciste? Dos no hacen si uno no quiere, ¿no?
Y ahora es un secreto entre el coche, él y yo, un secreto a voces, pero, definitivamente, un secreto de los dos.
OTRA COSA MÁS QUE NO VOLVERÁ A REPETIRSE, ¡Weah!

El amor, definitivamente, es irracional.

¿Sabes? Hace unas pocas horas hubiera sido capaz de dejarlo todo por ti, de abandonar todo aquello que me hace feliz. Pero tengo cada una de tus palabras, cada desprecio, todas las veces que me has ignorado sin más ni más grabados en mi mente.

¿Qué puedo decir ahora? Toda la noche sin dormir, con el alcohol recorriendo mis venas y saboreando las últimas lágrimas que he derramado, las cuales te pertenecen, porque eres el causante de mis lágrimas de hoy, y de muchos otros días en los que tú te has dedicado a olvidarme.

Mis últimas caladas las daré por ti. Mañana será un día nuevo, hablaré con la persona que sí quiere darme esos besos, esa persona que, más o menos, está ahí cuando lo necesito, esa persona que casi abandono por ti.

Sólo te pedía un beso, un triste beso... y hubiera sido tuya, sin dudarlo un segundo. Pero tú no me puedes dar eso, tú ya no puedes darme nada... lo nuestro murió una noche acompañada de tequila, llena de engaños, de prejuicios, rencor y orgullo, una noche en la que tus labios no eran capaces de decirme nada con cada beso.

Gracias, de verdad, por cada momento que has estado a mi lado, por no prometerme la luna, aunque mi corazón de nena pequeña me engañara... pero, para ser sincera, pienso que sufrimos los dos, yo por no tenerte y tú por no saber qué buscas.

Podría haberte dado tantas cosas si tú hubieras querido...

No volveré a dejar mi orgullo por el suelo, no iré yo a darte esos dos jodidos besos que tanto me duelen, más que nada porque tú ni me miras cuando me los das.

El amor, definitivamente, y como dice un conocido con unos vinilos estupendos y una máquina de escribir antigua, es irracional, y como tal te ciega, completamente.

Un brindis estupendo, por cierto... el cual ni has querido compartir conmigo.

Siento haber llegado al punto de llorar por ti si te oigo decir algo de otra chica, si desapareces de un momento a otro con tu mejor amigo en busca de algo que ya deberías haber encontrado... siento llorar por ti cada vez que escucho las canciones que dentro de mi te he dedicado.

Tenías razón, las cosas han cambiado mucho, pero me gustaría que recordaras que no gracias a mi... no fui la primera en decir "cariño".

Si te dieran dinero por todas las cosas que he cambiado y que te he dado de mi, serías el hombre más rico del mundo... pero no puedo competir con tus manías, ni con tus quejas o lo que te ronda por esa maldita cabecita tuya...

Hay momentos en que mi cuerpo vibra de la emoción, de todos los sentimientos acumulados, de todo el amor que aún me queda por regalar. ¿Tienes miedo? ¿Es eso? Yo un día decidí ponerle una sonrisa al miedo, una de felicidad. ¿Por qué no haces tú lo mismo? ¿Y por qué no puedes conseguir eso a medias a mi lado?

Cada día para mi es algo nuevo. Cada sonrisa de ellas, o de la pequeñaja de dos meses que tengo ahora mismo viviendo bajo mi techo, cada palabra buena de ellos, y miles de detalles que aparecen cuando menos me lo espero.

¿Sinceramente? Puedo con eso y con más, pese a mi corta edad. Pese a que piense la gente que soy una nena de 12 años, y aunque en ciertos momentos me comporte como si los tuviera, yo se que te encanta que muchas veces haga eso. Que tenga miedo a lo desconocido, a dar un paso en falso o simplemente a dar un paso más hacia el mundo adulto. Y te encanta porque tú me ayudas a conseguir todo eso que yo sola no puedo.

No te juro amor eterno, ¡por dios! Nunca lo haré, porque esas palabras no son, de cierta manera, las más indicadas. Pero sí juro que estaré contigo en las malas y en las buenas, en la condición que tú quieras. Es una promesa, y nunca he roto ninguna de las que he hecho.

El que no arriesga, no gana. Además, que la vida está para aprender, y no te prometo que no caerás, pero de verdad te digo que te ayudaré a que vuelvas a levantarte y, si me es posible, a evitar que caigas. Es lo bueno de la amistad.

Y vuelvo a ver al hada que nunca me abandona.

Que no me da la gana pasar media vida buscando esa frase que tal vez no exista.

Que se me sale, [...], sin mi permiso una lagrimilla.

Porque a pesar de todo, me sigo manteniendo en pie, fuerte, y con más ganas de volar que nunca. Que yo no digo que un futuro no me arrepienta de todos estos pasos que estoy dando, pero seguramente me sienta orgullosa de darlos, de crecer, de ser "libre" por una corta temporada. Si alguien adivinara mi futuro, no lo querría saber. Porque soy de las personas que, a pesar de ser sabedora de todo lo que me rodea, me gusta descubrir las cosas por mi misma, y se que caer es ley de vida, como también es volver a levantarse. De los errores se aprende, aunque tropecemos dos veces con la misma piedra.

Comienza mi nueva vida

Me voy lejos, aunque no lo suficiente para olvidaros.

Hoy comienza una nueva etapa en mi vida, hoy, y a pesar de no dejar de pensar en vosotros, he decidido que un cambio radical es lo que más necesito en estos momentos.

Hoy cogeré un autobús y me iré lejos.

Comenzaré una nueva vida, en la que conseguiré ser más feliz incluso que aquí.

Por eso mismo no quiero despedidas, ni quiero un adiós ni tontas palabras que me digan lo que sentís por mi, porque ya soy consciente de ello.

Hoy dejaré de vivir en retales del pasado y coseré una nueva manta para taparme cuando tenga frío, para ocultarme cuando tenga miedo, para que los demás no vean que no hago cosas inocentes, para compartir con los que en ese lugar me esperan.

Necesitaba este cambio.

Me siento liberada, y con ganas de comenzar mi nueva vida.

A pesar de todo, no es ninguna pérdida de tiempo.

Cierto personaje fundamental en mi vida me pidió que escribiera, aunque, sinceramente, ahora mismo es lo que menos quiero, a pesar de que aquí estoy, haciéndolo.
Quiero gritar, gritarle a ella y a todo el que se me ponga por delante. Me dicen que tengo mal carácter, que pocas personas peudes comprenderme por ese motivo. ¿Pero es que nadie se da cuenta de que no siempre tengo yo la culpa? ¿Nadie entiende que la única que lo está pasando mal en este momento soy yo?
Ya estoy harta de que me infravaloren, de darlo todo y recibir... ¿cuánto? ¿Un año de amistad a cambio de muchos míos?
Anoche casi rebiento, casi... pero, al contrario de lo que pensais todos, no lo hice. Porque tengo un aguante de hierro, porque quiero, quizás, mantener lo poco que nos queda de cordura.
Vamos, sé que estás deseando que explote, lo se porque yo también lo desearía si estubiera en tu lugar... o tal vez no, porque yo sí se afrontar los problemas cara a cara. No digo que tu no, yo solo sugiero que si de verdad me quieres un poco, que si en tu corazón ocupo una mínima parte, que me expliques por qué estamos en esta situación. Por qué no insistes en preguntarme qué me pasa y por qué tienen que ir otras personas a decirte que estoy mal, cuando deberías haberte dado cuenta hace mucho tiempo, demasiado, a mi parecer. Enfádate, grítame, o haz lo que te de la gana, porque no pienso contestarte... no voy a explotar, ni voy a recriminarte nada. No soy quién, por lo que parece.
Sé feliz, como lo estás siendo ahora. Lo sé, lo veo... veo cuánto le quieres, veo que las cosas te van mejor que nunca, y veo todo lo demás que a ojos de otra persona que no te conoce tanto como yo son imposibles de ver.
Llegamos a un punt oque con mirarnos sabíamos perfectamente lo que queríamos o no queríamos, lo que deseábamos o lo que aborrecíamos... llegamos a un punto que nuestras contestaciones eran las mismas, al unísono; incluso te he dicho tantas veces ese "te quiero" que, aunque no lo recuerdes, tu cabeza está harta de escucharlo. Y digo esto porque quien me rodea sabe lo mucho que me cuesta decirle a una persona que la quiero. No son celos, ni envidia, es añoranza, es querer recuperar el tiempo perdido, o volver a cada momento pasado, es querer vivir en los recuerdos... pero hay que ser realista, eso es imposible, y a nadie le gusta dar marcha atrás cuando no hay nada que recuperar, cuando se sabe que ese nudo de marinero que se tenía forjado se desató hace algún tiempo.